lunes, 6 de septiembre de 2010

UNA LECTURA HOLÍSTICA DEL COLON IRRITABLE

La Lic. Alicia López Blanco hace una lectura holística del Colon irritable a través de un caso clínico. Las funciones del colon tienen como atributos la permisividad, el desapego, la selección, la capacidad de absorción de lo necesario y de expulsión de lo que no lo es. (Extraído de Los Anteojos del Tata http://losanteojosdeltata.com.ar)

Esta problemática es también denominada síndrome del intestino irritable. Lo de irritable alude a que las terminaciones nerviosas de esa zona del aparato digestivo se encuentran muy sensibles y en extremo reactivas. El más mínimo estímulo activa en ellos una inapropiada actividad motora que causa dolor o alteraciones en el tránsito intestinal en forma de diarrea o estreñimiento y gases. La ‘diarrea’ no es tal, puesto que no existe un aumento en el volumen de las heces; el agua es absorbida con normalidad y en general no aparece sangre con las deposiciones. Sí puede aparecer mucosa en las heces, y existe la sensación subjetiva de que no ha habido una evacuación intestinal completa tras la defecación.

Las funciones del colon tienen como atributos la permisividad, el desapego, la selección, la capacidad de absorción de lo necesario y de expulsión de lo que no lo es.

Un caso clínico

El siguiente caso clínico intenta ilustrar la lectura holística que puede hacerse de este síntoma:

Raúl se presentó a la consulta tratando de encontrar solución a su problema. El gastroenterólogo le había dicho que sus intestinos estaban bien, pues en los estudios realizados no se había encontrado ninguna patología que diera cuenta de los síntomas. Le mencionó el Síndrome del Intestino Irritable, y su relación con el estrés, y le recetó una medicación para disminuir la motilidad intestinal junto con un ansiolítico, explicándole que se su sistema nervioso se encontraba hiper-reactivo y por eso había que aplacarlo.

Una amiga le aconsejó realizar una consulta psicológica y, aunque él no era en esos momentos muy proclive a creer en los efectos benéficos de la psicoterapia, pensó que algo tenía que intentar para salir de su estado.

Al inicio del tratamiento Raúl tenía 47 años, de profesión contador, casado desde hacía 25 años, con dos hijas mujeres de 18 y 22 años. Manifestó tener una buena relación con su familia aunque dijo, textualmente: “No tengo demasiado tiempo para dedicarme a mi mujer y a las chicas. Hay que mantener una casa como la que tenemos y todo el tren de vida al que están acostumbradas. Las chicas estudian en una universidad privada y son mujeres, les gusta vestir bien y comprarse cosas. No es fácil”

Dijo que su profesión le gustaba “aunque corro todo el día de aquí para allá”. También dijo que con su pareja se llevaba bien aunque admitió que no compartían casi nada y que su vida sexual era casi inexistente.

Lo que expresaba el cuerpo

Su cuerpo expresaba un descontrol mucho mayor que el que revelaba su discurso. La frecuencia de su necesidad de evacuar había comenzado a afectar, en su trabajo, la interacción con otras personas. Apenas podía dormir porque el síntoma también lo despertaba de noche. Padecía fuertes dolores abdominales, gases e inflamación, por lo que los trastornos lo ocupaban tanto que estaba pendiente de ellos todo el día.

De manera conciente no pudo asociar la aparición de la problemática con ningún acontecimiento puntual, y tampoco pudo precisar cuándo había comenzado todo porque no se acordaba.

Al inicio del proceso terapéutico sólo le interesaba hablar en sus sesiones de cómo se había comportado su intestino esa semana, y todo intento de mi parte por llevarlo hacia otro tipo de reflexión o acontecimiento había resultado infructuoso.

Raúl había tomado su tratamiento psicológico como si éste fuera un remedio que, tomado cada semana, debía calmar mágicamente la actividad de su colon. Como esto no estaba sucediendo, vino un día a plantearme la falta de éxito del mismo. Le expliqué que, a través del síntoma, su cuerpo estaba hablando de él, de su propia irritación, dolor, desborde, sensibilidad y reactividad. Que sólo iban a revertirse los síntomas si él se hacía cargo de realizar en su vida los cambios que esta problemática  le estaba reclamando. Que hasta ese momento había tratado a su intestino como si fuera algo ajeno que venía a molestarlo, pero que las enfermedades no vienen desde el exterior, que nos pertenecen, que son señales que pueden ayudarnos a reencauzar nuestras vidas. Que si esperaba que yo le solucionara el problema estaba equivocado, que era él quien tenía que hacerlo, y que también era él quien tenía el poder para que esto sucediera.

El cambio

Fue a partir de ese momento que pudimos iniciar el proceso terapéutico que lo llevaría al cambio. Paulatinamente comenzó a darse cuenta de que su posición en la vida era la de hacerse cargo y sostener, más allá de sus posibilidades: Él era el único sostén económico del hogar. Su esposa se mostraba incapaz de organizar y administrar la casa, fundamentalmente en lo que refería al dinero. Con respecto a sus hijas dijo: “Sólo saben pedir y pedir. Se creen que yo soy un Banco”.  Sus padres, ya mayores, lo esperaban cada semana para que les organizara los gastos y colocara el dinero en sobres. Si bien tenían una jubilación, ésta era mínima y él les pasaba una mensualidad.

Raúl fue tomando conciencia de todo lo que sostenía y de todo lo que perdía al mismo tiempo. Nada parecía suficiente “el dinero salía como las evacuaciones”, con demasiada frecuencia, sin que él pudiera controlarlo.

Los síntomas de Raúl reflejaban irritación, inflamación (que siempre es un signo de conflicto), dolor y pérdida, y le impedían disfrutar y de trabajar.

En un principio, traté de llevar su atención al lugar que ocupaba en las relaciones con los otros: su posición de organizador, de sostenedor, de nutriente. La dificultad para retener (uno de sus síntomas principales) era de los demás, pero él se hacía cargo del desborde de los otros a través de su propio síntoma.

Los desórdenes del colon, están relacionados con la dificultad para soltar o desechar aquello que no produce ningún beneficio y que, si se retiene, puede resultar tóxico para la persona entera. En este caso, la posición que Raúl asumía en las relaciones interpersonales era sumamente tóxica para él. Lo que le sucedía en el cuerpo era una réplica de lo que le sucedía en la vida. Sostenía las conductas poco responsables de todos los que lo rodeaban, y su cuerpo le contaba que esto superaba su capacidad de asimilación y afrontamiento.

El área de expresión del síntoma, la del abdomen, es la zona de las emociones por excelencia. Allí se pone en evidencia la capacidad para aceptar, asimilar, transformar y aprovechar lo que la vida brinda. La metabolización de afectos y sentimientos. Es una zona que sugiere, movimiento y transformación. Capacidad de adaptación y cambio.

Las funciones del colon son las de permitir el paso de los elementos a ser desechados por el organismo, absorber algunos minerales y el agua y formar la materia fecal para que esta pueda ser expulsada en su totalidad por el organismo. Las funciones de este órgano tienen como atributos la permisividad, el desapego, la selección, las capacidades de absorción de lo necesario y de expulsión de lo que no lo es.

En el caso de Raúl, el reclamo fundamental del síntoma era el de cambiar una determinada posición en sus relaciones interpersonales.

Durante el proceso terapéutico comenzó a cambiar su posición de “abastecedor económico de todos” y empezó a ocuparse de su propio “abastecimiento”: su alimentación, sus cuidados personales, el reconocimiento de su deseos y necesidades y la ejecución de acciones tendientes a satisfacerlos. Por otra parte, aprendió a  salir de situaciones en las cuales se encontraba repitiendo la modalidad de “salvador”.

Actualmente continúa en tratamiento y reconoce que el espacio terapéutico lo ayuda a conocerse y cuidarse cada vez más.

Lic. Alicia López Blanco

Psicóloga clínica

5 comentarios:

  1. Muchas gracias querida Alicia por esta informacion. Yo estoy estudiando psicologia, y he llevado un curso pequeno del lenguaje del cuerpo basado en la Nana. Pero tengo dos anos de estar padeciendo problemas digestivos, entre esos colon irritable. Ya mi vida se ha convertido en un tormento, hace unas dos semanas he comenzado tratamiento holistico con una terapeuta. No he notado mejoria, pues aun estoy en el proceso de darme cuenta.
    El caso de Raul se parece mucho al mio, soy el sosten de los otros, la salvadora. y me he negado a mi misma... Espero encontrar la sanidad pronto

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  2. Esto es incríble!!, es la mejor explicación que he encontrado acerca del significado del cólon irritable, me diagnosticaron este problema hace menos de un mes, y en mi vida estoy pasando por algo parecido a lo que describes aquí, ya se exactamente que debo hacer para salir de este mal, bendiciones para ti!, un abrazo!!

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  3. Yo tengo colon irritable pero en mi caso no asumo responsabilidades mi pareja cuida de mi antes lo hicieron mis padres en caso es que todo lo que quiero lo tengo pero tengo mucha ansiedad pensando siempre que alguna horrrible enfermedad me va a entrar en fin no se que hacer

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  4. Yo tengo colon irritable pero en mi caso no asumo responsabilidades mi pareja cuida de mi antes lo hicieron mis padres en caso es que todo lo que quiero lo tengo pero tengo mucha ansiedad pensando siempre que alguna horrrible enfermedad me va a entrar en fin no se que hacer

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