viernes, 4 de noviembre de 2011

Infidelidad en la pareja


En la actualidad, las formas de constituirse las parejas se caracterizan por la diversidad y libertad. De este modo, en un determinado momento de sus existencias personales, dos personas de igual o diferente sexo, se encuentran, se eligen y coinciden en sentimiento, pensamiento y acción, tres aspectos que se corresponden con la atracción, la elección mutua y el hecho de transitar juntas el camino de la vida.
         Este vínculo amoroso se construye sobre algunos pilares fundamentales. El deterioro de cualquiera de ellos pone en riesgo la salud del vínculo:
·         Respeto mutuo: implica la aceptación del otro con sus virtudes y defectos.
·         Proyectos compartidos: coincidencia en planes y objetivos que revistan importancia para ambos e impliquen llevar a cabo acciones en común para su realización.
·         Sexualidad activa: incluye a las relaciones sexuales, los juegos previos, el ejercicio de la seducción, las caricias, los besos en la boca y los diálogos respecto a cómo cada uno la experimenta.
·         Valoración positiva del otro: al poner en la balanza lo que agrada y lo que no, es importante que pese más, en cantidad y calidad, lo que se valora y admira del otro. 
·         Comunicación eficaz: directa, honesta, sin dañar al otro ni manipularlo.
·         Intimidad: el conocimiento de que el espacio de la pareja es apto para exponer los sentimientos más profundos, deseos, fantasías, zonas oscuras y vulnerables, sin temor a que el otro se aproveche de las propias debilidades.
·         Confianza: implica fidelidad a los acuerdos realizados, sean cuales fueren estos para cada pareja.

     Si una pareja ha realizado un contrato explícito o implícito de exclusividad, la infidelidad pone en peligro su estabilidad pues quiebra el pilar de la confianza. No significa esto una imposibilidad para que se rearme, pero ya nada será del mismo modo. Aún existiendo el perdón, difícilmente llegue alguna vez el olvido. La traición al acuerdo establecido instala la duda y la inseguridad en la relación. Hay lugares de los que nunca se vuelve y hay otros de los que se retorna con cicatrices que impiden la realización de un “borrón y cuenta nueva”.
      Siempre y cuando el amor y el deseo de permanecer juntos todavía esté presente, para tratar de resolver el conflicto nada mejor que el diálogo constructivo: recortando claramente la situación, comunicándose de manera directa, sincera y clara, buscando entre ambos la solución o solicitando ayuda profesional si la pareja no encuentra el modo de seguir construyendo el vínculo.
      En muchos casos la infidelidad no queda al descubierto y ese hecho instala la fantasía de que el conflicto no existe, pero lo que subyace tiene a veces más fuerza que lo que se expone. Si se quiere estar en paz con uno mismo y con el otro es mejor de interponer la reflexión antes del acto. Nada es peligroso en el terreno de la fantasía pero si esta se realiza, las consecuencias toman vida propia.

Mejor prevenir que curar:
Responde por escrito y reflexiona:
1.    ¿Estás satisfecha con tu relación de pareja?
2.    ¿El grado de compromiso de ambos en la relación? ¿Es mutuo y equilibrado?
3.    ¿Te sientes comprendida?
4.    ¿Te sientes respetada?
5.    ¿Tienes proyectos personales?
6.    ¿Te sientes apoyada en ellos por tu pareja?
7.    ¿Tienen proyectos en común?
8.    ¿Comparten las decisiones? ¿Las negocian?
9.    ¿Consideras que la comunicación es eficaz?
10. ¿Experimentas sentimientos afectivos positivos con relación a él/ella? (amor, ternura, interés, atracción, deseo sexual, respeto, admiración, orgullo, ganas de compartir experiencias juntos).
Extraído de “Mujeres al rescate de la fuerza interior” (Alicia López Blanco – Paidós)

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